24 de mayo de 1918, Europa está inmersa en la IGM y en las aguas de la bahía de Santander se dibuja la pequeña silueta de un extraño; se trata de un submarino alemán que navega en dirección al puerto. Nos os preocupéis, podemos estar tranquilos, pues se trata de un sumergible que viene a buscar refugio en Santander, ciudad española y, por tanto, neutral en el conflicto.
Se trata del submarino SM UC-56, buque alemán puesto en servicio el 18 de diciembre de 1916 y que en las 6 patrullas que realizó, cuenta en su haber con el hundimiento de un buque hospital británico.
Los hechos ocurrieron el 26 de febrero de 1918, cuando el barco hospital HMHS Glenart Castle se encontraba en el Canal de Brístol, recién salido de Gales y en dirección a Brest, Francia, para recoger a unos heridos. Eran las 4 de la madrugada cuando el UC-56 lanzó uno de sus torpedos, impactando en la bódega número 3, lo que provocó el hundimiento del Glenart Castle en tan solo 8 minutos.
Así relataba lo sucedido uno de los supervivientes, en declaraciones recogidas por el New York Times:
«Yo estaba en la cubierta en ese momento. Unos minutos antes del torpedeo, al timonel le llamó la atención una débil luz parpadeante sobre la superficie del agua que estaba a cierta distancia. Desapareció tras un instante, pero el oficial de la cubierta sospechó y ordenó el cambio del rumbo. Entonces, mandó dar la alarma para los botes salvavidas como medida de precaución.
Apenas dada la orden vino el sonido amortiguado de un torpedo que estalló muy por debajo de la línea de flotación, lo que nos indicó que el barco estaba acabado. Nuestra acción en cambiar el rumbo sirvió de poco; por nuestra regulación, las luces de la Cruz Roja se encontraban encendidas y fuimos un objetivo fácil para los alemanes en la negra noche.
Casi todo el mundo abordo estaba dormido en ese momento y la mayoría de los hombres salió a cubierta en paños menores (…). En siete minutos lanzamos siete botes salvavidas, algunos con unas pocas personas a bordo y otros abarrotados.
Un buen número de hombres se vieron obligados a saltar al almar con salvavidas, salvando la vida solo unos pocos, pues el mar estaba tan embravecido que fue imposible rescatarlos desde los botes (…).
Como consecuenciencia de este ataque fallecieron 162 personas y además se cree que el submarino alemán disparó a los supervivientes, pues se encontraron dos heridas de disparo en el cuerpo de un joven oficial, ya con el salvavidas puesto.
Como dato curioso, después de la guerra el Almiraztango británico inició la busqueda del comandante del submarino, el capitán Wilhelm Kiesewtter, para juzgarlo por crímenes de guerra. Este fue arrestado en su viaje de vuelta a Alemania e internado en la Torre de Londres, pero fue liberado en base a que Gran Bretaña no tenía el derecho de retener a un detenido durante el Armisticio. En este artículo (en inglés) tenéis una versión más larga de lo sucedido.
Pero el protagonista de nuestra entrada no se iría de rositas, pues solo tres meses después, el 21 de mayo de 1918, el barco estadounidense USS Christabel lo dejaría severamente dañado, obligándolo a resgaudarse en Santander una semana más tarde, en donde fue reparado, aunque se le retiró la hélice para que no pudiera navegar.
Allí estuvo retenido el submarino y su tripulación hasta el final de la guerra, cuando parece que fue entregado a Francia como parte de las compensaciones por la guerra.
Y para acabar, como no podía faltar, la fusión temporal.
Eso ha sido todo, espero que no haya sido una entrada demasiado soporífera. Prometo además dejar atrás tanta historia militar y naval en la próxima actualización.