A pocos minutos de lo que es, desde hace casi un año, mi nuevo hogar nos encontramos con una de las muchas puertas antiguas que aún se conservan en Milán.
Sus orígenes se remontan al s. XVI, cuando el entonces Ducado de Milán pertenecía a la corona española. Pero poco o nada tiene que ver aquella puerta con la actual, pues desde entonces se han llevado a cabo dos reformas: la primera ejecutada por Giuseppe Piermarini el año 1782, y la segunda realizada por Rodolfo Vantini entre 1827 y 1828. De hecho, cuando uno ve la «puerta» no encuentra vano alguno, sino únicamente dos «casetos», por lo que el nombre de puerta sería más bien un residuo de lo que fue.
Además, al igual que su aspecto, sus nombres han cambiado con el paso de los años, pues en época napoleónica se la conoció como Porta Riconoscenza, para pasar después a denominarse Porta Orientale (debido a su posición). En 1860 se la rebautizó con el nombre que aún hoy mantiene: Porta Venezia.
Antes de presentaros la fusión, os dejo con dos imágenes que servirán para contextualizar históricamente el monumento, pero también para visualizarlo, puesto que la fusión se ha realizado desde uno de sus laterales.
Me despido, no sin antes mencionar que la próxima entrada la dedicaré de nuevo a Santander. Hasta la próxima.