Después de unos días paseándonos por el dique de Gamazo, volvemos al interior de Santander para visitar una plaza que lleva por nombre el de una agerrida población celtíbera: Numancia.
La plaza nació tras la cesión de este espacio por parte de Cornelio de Escalante, quien fue alcalde de Santander en 1842 y padre además del escritor Amós de Escalante.
Lo irónico de esta historia, es que la antigua Numancia fue tomada por Publio Cornelio Escipión, tocayo por tanto de nuestro Cornelio. Quién sabe si el darle este nombre a la plaza fue un intento por parte de nuestro exalcalde para resarcir a su homónimo antepasado.
Parémonos un segundo para ver cómo lucía la plaza hace algo más de cien años.
Quiero que prestéis atención a las dos magníficas cúpulas que tenía el parque de bomberos voluntarios. Lamentablemente no podemos disfrutarlas más pues, al igual que otras muchas (véase la del Ayuntamiento), fueron cercenadas. Tengo en proyecto documentar los edificios que fueron «descopulados», pero os pido un poco de paciencia.
Volviendo a la fotografía, en la parte izquierda, tapada en parte por los árboles, se levantaba la Escuela del Oeste o Escuela de Comercio. Fue edificada en 1897 y derribada en 1963 para dar paso al Colegio Cisneros. Quien conozca la construcción moderna estoy seguro de que preferirá la edificación original.
Antes de dar paso a las fusiones de hoy, quería volver muy brevemente a la cuestión del nombre, pues además de llamarse Plaza de Numancia, recibía también el nombre de El sitio de costumbre, por ser el lugar en el que los entierros se despedían de los duelos.
Y así, me despido hasta la próxima entrada, dejándonos dos fusiones hechas en esta plaza; una antigua, tomada de una vieja entrada, y otra recién sacada del editor de imágenes.